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domingo, 16 de julio de 2017

Album: JOYAS DE LA MÚSICA CHIHUAHUENSE


Introducción del Álbum 
 
Tienes en tus manos un volumen discográfico con dos de los compositores del siglo XX más importantes del norte de México, Arturo Tolentino Hernández y Francisco Moure Holguín.
 
Cada disco, contiene diez de las composiciones que hicieron famosos a nivel nacional e internacional a Arturo y Francisco; el vals Ojos de Juventud de Tolentino y el vals Julia de Moure son dos de los valses que representan a Coahuila y a Chihuahua; piezas que forman parte de la historia de la música universal y de México.  
 
Aun cuando Tolentino nació en Sierra Mojada, Coahuila, llegó a Chihuahua a la edad de 12 años. Aquí es donde escribe toda su obra y muere en 1954. Ojos de Juventud, la escribe entre sus viajes y estancias en Parral y Chihuahua capital. Al igual que la marcha Parral Unionista y el fox-trot Alma Parralense.
 
El vals Ojos de Juventud, está basada en la película estadounidense Eyes of youth y en su principal actriz Clara Kimball Young. Sus valses: Flor María, En alas del ensueño, Almas gemelas, Dora, Sonrisas de primavera, Horas de encanto y su danza Ven para siempre, fueron escritas en Chihuahua.  
 
Moure, realiza la mayoría de su obra en Chihuahua capital y El Paso, Texas. Su vals Julia, lo escribe en Chihuahua, dedicado a Julia Quevedo, taquillera del Teatro Colón de El Paso. Sus valses: Mon Amour, Salvador, Atardecer y Vals de las Calabazas; su canción Los Besos que te dí, el paso doble Santa Rita, las polkas San Diego y Calle Siete y el danzón Los Coyotes, las escribió en Chihuahua. A excepción de Calle Siete que la compuso en El Paso, Texas. 
 
Ojos de Juventud y Julia, fueron grabadas en: México, España, Nueva York y Los Ángeles, entre 1921 y 1930, por los principales intérpretes de la época.  
 
En Joyas de la Música Chihuahuense, participan catedráticos de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Pianistas: Luis Carlos Anzaldúa González, Judith Alba González, Lizeta Alba González, Esteban Alba Mireles y Arely Azeneth Matus Bustillos. Voces: Nubia Edith Díaz Haydt, Liliana Estrada Mendieta y Cecilia Delgado Domínguez, con la participación especial del reconocido tenor José Luis Ordóñez. Captura en Sibelius: Ramón Farías Rascón y Sergio Arturo Torres Robles. Dirección artística: Ramón Farías Rascón. Diseño: Carmen Adriana Kiessling González. 
 
En memoria del maestro y pianista Fernando Sáenz Colomo se agregan tres piezas de Moure que grabó en 1994: el Vals de las Calabazas, Calle siete y San Diego. 
 
Siete de las composiciones de Arturo Tolentino, encontradas en Valle de Allende, Chihuahua, con arreglo para violín 1.° y 2.°, viola, cello, contrabajo, flauta, clarinete, trompeta y trombón: Parral Unionista, Alma Parralense, Flor María, En alas del ensueño, Almas gemelas, Sonrisas de primavera y Ojos de Juventud fueron grabadas con el programa Miroslav Philharmonik 1.1. como instrumento virtual del Sibelius 7. 
 
El arduo trabajo de años se refleja en una producción que no podría trascender sin el apoyo de las instituciones comprometidas con la cultura en Chihuahua. La beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes del estado de Chihuahua, con el Programa de Estímulos a la Creación y el Desarrollo Artístico, David Alfaro Siqueiros, en 2012 y la beca PACMYC en 2015 del ICHICULT; son el principal pilar económico para poner en manos de los chihuahuenses el presente trabajo. 
 
A todos los participantes e instituciones a través de sus programas, mi más sincero agradecimiento por ser parte de la historia.

 
Raúl Balderrama Montes
Ciudad de México, 28 de julio de 2016.
 




La Música de Chihuahua, el sonido de nuestra vida pasada
Luis Magüregui
21 de julio de 2017
 
Coincidiendo con el inicio de la cruzada cultural de José Vasconcelos en todo México, a partir de 1920 y por lo menos en las dos décadas siguientes se observa un notable desarrollo de la actividad musical en Chihuahua. La cruzada de José Vasconcelos a favor de la Cultura y las Artes, seguramente tuvo un efecto en el Estado, el entonces gobernador Ignacio Enríquez, en 1921 estableció por decreto la educación musical obligatoria, lo que produjo en los años siguientes un gran dinamismo musical.  Vasconcelos hablaba de que “No se trata de alentar solamente las manifestaciones artísticas populares, ni de llevar arte vulgarizado al vulgo. Se trata de elevar a las mayorías al gran Arte y no de achaparrar el arte para que llegue a muchos”, otra frase del fervor artístico del filosofo mexicano dice: “La tarea educativa se completa en la estética” Las ideas de Vasconcelos a favor de las Artes se reflejan en el desarrollo de la música en Chihuahua desde 1920 hasta la década de los cuarentamás o menos, Es justamente Raúl Balderrama en su libro en co- autoría con Roberto F. Pérez Galindo, “La música en Chihuahua” quien describe el panorama de éste amplio desarrollo; Conjuntos de cuerdas, grupos de cámara, orquestas típicas y la creación en 1925 de la primera Orquesta Sinfónica Chihuahuense, así como la fundación en 1946 del Conservatorio de música de Chihuahua y las presentaciones en diversos teatros de zarzuelas y óperas además de la existencia de otras escuelas de música adicionalmente, la publicación en periódicos como el Correo de Chihuahua (después Correo del Norte) y posteriormente en El Heraldo, de partituras para piano, esto último, revela la presencia de éste instrumento en varios de los hogares chihuahuenses y por lo tanto de miembros de las familias capaces de interpretarlo.

A partir de 1925, algunos músicos de Chihuahua abandonaron la ciudad y se instalaron temporalmente en El Paso Texas desde donde continuaron con su labor creativa, Francisco Moure, radicaba en El Paso cuando escribió su vals “Julia”. Por aquellos días se formaron en Chihuahua varias orquestas de baile que interpretaban incluso el jazz que se popularizaba en los Estados Unidos. Esta época es la de Arturo Tolentino y Francisco Moure, los dos, músicos imprescindibles en el panorama artístico de Chihuahua, la música de ambos compositores incluida en este par de discos compactos que presentamos hoy, nos permite descubrir como sonaba el Chihuahua de aquellos años. Estos discos contienen composiciones registradas por los maestros Tolentino y Moure dentro de las décadas mencionadas, ahí están, por supuesto el vals “Ojos de Juventud” de Arturo Tolentino, (en versión instrumental y vocal) su obra más emblemática, así como el también vals “Julia” de Francisco Moure que llegaron a interpretar Javier Solís, Alberto Ángel, Humberto Cravioto y hasta Vicente Fernández; pero el compacto nos permite además conocer otras piezas de ambos creadores como “ Ven para siempre”canción que en la partitura original Tolentino refiere como: “danza regional” y “Alma parralense”, esta última, un Fox con acentos de paso doble. En la parte dedicada a Arturo Tolentino podemos descubrir la gran capacidad para el género del Vals de éste creador. El vals, procedente de Europa, de Alemania y Francia particularmente, fue asimilado por Tolentino de la misma forma que la polka alemana que encuentra agudos acentos en su festivo “Parral unionista”, pero es en el género valsístico en donde Arturo Tolentino se revela como un compositor de altos vuelos con una obra que lo acerca a la mejor tradición Vienesa, (Johann Strauss), “Sonrisas de primavera” por ejemplo, es una composición verdaderamente inspirada que pudiera haberse interpretado en los mejores salones de europeos, de la misma forma que “En las alas del ensueño”, otra creación bellísima incluida en el disco dedicado al compositor Coahuilense.

Cierra el compacto una versión para piano y voz de “Ojos de juventud” interpretada por José Luis Ordoñez cuya letra, por cierto, fue escrita por el poeta Guz Águila.

El Segundo CD, dedicado a la obra de Francisco Moure es no menos extraordinario, inicia con “Julia”, quizás la pieza más conocida en lo general de toda la colección, interpretada también por José Luis Ordoñez. “Julia” ha sido uno de los valses mexicanos más conocidos y admirados, se inscribe en una tradición vigente en la música mexicana de salón de la primera mitad del siglo XX en donde se encuentran piezas como el “Adiós” de Alfredo Carrasco, “Alejandra” de Enrique Mora Andrade,“Tristes Jardines” de Jesús Martínez y “Dios nunca muere” de Macedonio Alcalá entre otras. El compacto continúa con “Atardecer”, una canción para tres voces femeninas interpretada de manera impecable por Nubia Edith Díaz Haydt, Liliana Estrada Mendieta y Cecilia Delgado Domínguez; “Atardecer” es una pieza exquisita escrita por la mano de un verdadero maestro en pleno dominio de sus recursos, se disfruta como aquella “Alborada” que conocemos de otro chihuahuense: Lauro Uranga. Le siguen piezas para piano como el vals “Salvador”, la polka “Calle siete” y “Santa Rita”que es un paso doble, al parecer, uno de los géneros preferidos por los compositores de entonces que cultivaban de la misma forma el Schotis español, el Fox estadounidense y hasta el Tango argentino, “San Diego” es otra festiva polka para piano muy cercana a las marchas que interpretan las bandas municipales. La penúltima pieza del CD dedicado a Francisco Moure es “Mon Amour”, un vals exquisito en versión para piano que no sólo por su título en francés sino por la notable influencia de la música de aquel país no puede uno escuchar sin pensar en el “Je te veux” de Eric Satie, “Mon amour”” es uno de los mejores momentos de la colección entera, es una pieza que conozco en una versión que en 1920 Moure escribió para una pequeña orquesta de cuerdas. El CD cierra con “Los coyotes” una pieza con rasgos de habanera y vals mexicano que quizás figure como una de sus últimas composiciones.

“Joyas de la música chihuahuense” es hoy un disco compacto imprescindible para conocer una parte el pasado musical de nuestro estado que desde finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX registró una intensa actividad en este arte que se encuentra inscrita en partituras que figuran en archivos que algunas familias de Chihuahua conservan de manera incompleta.

En las décadas mencionadas surgieron compositores extraordinarios que cultivaron con excelencia ésta forma artística.

Por eso, el profundo y dedicado trabajo de investigación que Raúl Balderrama viene realizando desde hace algunos años es digno del mejor reconocimiento de nuestra parte, en muchas de las partituras existentes en los archivos musicales está la historia de Chihuahua, la historia del espíritu de nuestra región, que puede ser tan importante como la historia de los acontecimientos y de los héroes que veneramos. Raúl Balderrama ha sido constante en su afán de rescatar la música de Tolentino, Moure y otros compositores para darla a conocer no sólo a los profesionales que son capaces de leer una partitura sino a través de grabaciones como la presente que permite al público en general escuchar, por primera vez las notas de valses, polkas, canciones, mazurcas, schotises, pasos dobles y tangos con los que nuestros abuelos y bisabuelos transitaron por la vida, se hicieron de amigos, se reunieron, soñaron, se enamoraron y dotaron de significados su existencia, escuchar esta musica es navegar de nuevo por el tiempo en donde otros, antes que nosotros han navegado, es recuperar los aromas de la vida de los nuestros que se fueron antes, es visitar por un instante el Chihuahua de antaño.

El aporte de este disco es extraordinario si se toma en cuenta que algunas de las composiciones disponibles será la primera vez que las escuchemos, en este sentido, la contribución de Raúl Balderrama a la Cultura de Chihuahua es invaluable.

Existe una enorme cantidad de composiciones musicales de artistas chihuahuenses guardadas, en el mejor de los casos, en colecciones especiales de algunas bibliotecas del estado, particularmente de la capital. Pero la mayor parte de esta riqueza cultural, patrimonio de Chihuahua, está almacenada en archivos personales en cajas de plástico o de cartón, hojas de música olvidadas, abandonadas, que nos hablan, (o debería decir mejor, nos cantan) de nuestra vida pasada, música que como decía el poeta es ”tiempo congelado” en espera de ser interpretada y grabada, música que mucho bien nos hará escuchar para entendernos a nosotros mismos, para saber quienes somos.

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Escuela No. 1 para Niños

Escuela No. 1 para Niños
Escuela de la ciudad de Chihuahua, donde Guillermo Ramos Sánchez impartia clases de Música entre los años de 1896 y 1904

Escuela 140 para niñas Benito Juárez

Escuela 140 para niñas Benito Juárez
Escuela donde impartió clases de música Guillermo Ramos Sánchez. Ubicada en la Calle Juárez, Quinta y Doblado No. 321. Fue fundada el 17 de septiembre de 1893 por iniciativa del coronel Miguel Ahumada. Esta escuela llevaba el nombre del Benemérito de las Américas por estar en el mismo solar donde se estableció Benito Juárez cuando estuvo en Chihuahua; actualmente el espacio es ocupado por el museo Casa Juárez.

La Tarahumarita

La Tarahumarita
Canción Mexicana 24 de octubre de 1925

La Tarahumarita

La Tarahumarita
Segunda parte

La Tarahumarita

La Tarahumarita
Tercera parte

La Tarahumarita

La Tarahumarita
Cuarta parte

La Tarahumarita

La Tarahumarita
Canción Mexicana
24 de Octubre de 1925

Guillermo Ramos Sánchez

Pieza que denota la influencia del Nacionalismo que se vivía en México después de 1920, donde Guillermo compone esta canción muy mexicana, el 24 de Octubre de 1925, a la edad de 46 años. Está inspirada en el grupo Indígena del Estado de Chihuahua, Rarámuri, mejor conocidos como - Tarahumaras -. La Tarahumarita, está en la tonalidad de sol mayor (G), en compás de ¾, instrumentada para canto y piano.

Tarahumarita soy,
muy pobrecita,
que siempre triste voy,
con mi dolor.


LA CIUDAD DE CHIHUAHUA EN 1900

Al inicios del siglo XX Chihuahua era dirigido por el general Miguel Ahumada como gobernador y un grupo político porfirista comandado por Luis Terrazas, quienes hicieron posible que esta ciudad presentara importantes avances en su economía, su sociedad y en la educación. En este último ramo, Miguel Márquez fungía como Inspector General de Educación Pública, dirigiendo 126 escuelas primarias en el estado. La ciudad de Chihuahua contaba con 16 calles, ocho callejones y tres calles en cruz; existían 7,640 casas habitación de un solo piso, 120 de dos pisos, tres de tres pisos y 219 chozas y jacales, dando un total de 7,982 casas habitación. También se contaba con ocho hoteles, tres posadas, 16 mesones y diez casas-huésped que proporcionaban sus servicios a los visitantes que llegaban a esta ciudad. Estas moradas, así como las casas habitación, albergaban una población de 30,405 habitantes en la ciudad de Chihuahua y un total de 47,914 en todo lo que comprendía el municipio de Chihuahua, 24,346 hombres y 23,568 mujeres.(1) Para la atención de enfermos, la ciudad contaba con tres hospitales.



Entre todos estos habitantes se encontraban los artistas chihuahuenses de esa época: un dibujante, un escritor, tres escultores, cinco fotógrafos, un grabador y 101 filarmónicos (músicos), lógicamente los de carrera. No existían ni cantantes ni actores locales de profesión en este inicio del siglo XX. La ciudad contaba con dos teatros: el Teatro Betancourt, el segundo de la ciudad, inaugurado en el año de 1875, debió su nombre a su constructor, el señor Miguel Betancourt, quien construyó varios edificios en esta ciudad. Este teatro se encontraba ubicado en el mismo lugar que hoy ocupa el Teatro de la Ciudad en la calle Manuel Ojinaga; contaba con cuatro localidades: luneta, plateas, palcos y galería, con capacidad para 600 personas. El principal teatro era sin duda el Teatro de los Héroes. Su construcción inició el 16 de septiembre de 1898 por iniciativa del gobernador del estado, general Ahumada, y el ingeniero George King, quien estuvo a cargo de la obra civil. La inauguración se llevó a efecto el 8 de septiembre de 1901 por la compañía italiana de ópera de Mario Lombardi, que presento las óperas Aída, Manon, Tosca, Fausto y Rigoleto; esta temporada inaugural concluyó el 16 de septiembre de ese mismo año.



Los límites de la ciudad eran: por el lado oriente con la vía del Ferrocarril Nacional, que llegaba del sur hasta el barrio del Santo Niño; al norte lo delimitaba el río Chuvíscar; al sur, la avenida 20 de Noviembre; y hacia el oeste llegaba hasta la Alameda Cuauhtémoc. Sus principales calles eran la avenida Benito Juárez, la Melchor Ocampo, la Vicente Guerrero, la Independencia, la Libertad y el Paseo Bolívar. La ciudad contaba con las plazas Merino, de la Constitución, Hidalgo, jardín Zaragoza, la plazuela de Arteaga y el parque Lerdo de Tejada, entre cuya vegetación destacaban los álamos, sauces y fresnos, mismos que ocupaban las orillas del río Chuvíscar, la Avenida Cuauhtémoc y la actual Avenida Zarco.



En este inicio de siglo ya se contaba con la glorieta de las avenidas Juárez y Colón, donde está el monumento a Benito Juárez. Por la calle Cristóbal Colón se ubicaba el Hospital Porfirio Díaz, inaugurado en el año de 1897. Dentro de esta misma zona se encontraban los talleres de Ferrocarriles, la planta eléctrica, la Compañía Harinera, la Compañía Fundidora de Hierro, la Industrial Mexicana, la Fábrica de Cerveza, la de ropa y la de galletas.



Chihuahua capital tenía el servicio de luz eléctrica en la mayoría de los sectores que la comprendían, y todas las casas contaban con el servicio de agua potable y drenaje. Para proveer de agua a la población se disponía del acueducto colonial que mandaron construir los españoles en 1754, con un costo de $112,132.06. El transporte en esta época era el tranvía eléctrico, que costaba solo $0.08 centavos en el centro y $0.25 centavos si el pasajero quería transportarse a la hoy colonia Nombre de Dios; y los coches de alquiler, con un costo de $0.25 centavos por viaje y $1.50 por la renta de una hora.



En cuestión de comercio, era común ver en cada esquina, sobre todo en las banquetas, el mercado público. La compraventa de telas y demás objetos de vestuario, mercancía, ferretería y mobiliario, estaba a cargo de extranjeros, principalmente árabes, franceses y alemanes. Los bancos estaban a cargo de chihuahuenses, destacando el Minero, el Refaccionario, el Banco Nacional y el Sonora. Una familia humilde se gastaba $2.00 diarios en la compra de carne, leche, pan, verduras y combustible, es decir que necesitaba $60.00 al mes para vivir más o menos, y $200.00 para vivir desahogadamente.



Así era, en términos generales, el Chihuahua de 1900, donde las familias acudían a misa los domingos, por las tardes escuchaban música en el parque Lerdo y por la noche asistían a escuchar las ya tradicionales serenatas de las bandas municipales.



____________________________________



(1) Censo verificado el 28 de octubre de 1900 por la Dirección General de



Estadística y publicado en el libro Chihuahua económico, de Moisés T.



De la Peña, p. 147.



LA EDUCACIÓN MUSICAL EN CHIHUAHUA DE 1868 a 1930

Después de que México obtuvo su independencia, en la ciudad de Chihuahua se proclamó la educación como el medio por excelencia que serviría para alcanzar una nación cuyos habitantes tuvieran los mismos valores, así como los mismos conocimientos. Sobre estas bases se decretó en 1827 la educación superior, y en 1828 se fundó el Instituto Literario, que en el año de 1881 adquirió el nombre de Instituto Científico y Literario. Esta institución, durante el resto del siglo XIX y la mitad del XX, fue la más importante en la educación de los habitantes de esta ciudad.

En lo que respecta a la educación musical, fueron tres las fuentes principales de enseñanza durante el siglo XIX: la primera fueron las Escuelas Oficiales que el gobierno del estado junto con el municipio establecieron desde 1841, año en que se registró la primer Escuela de Música de la ciudad.

Otra de las formas para aprender música en esta época era la impartida por algunos músicos que de manera particular ofrecían clases en sus domicilios, donde enseñaban solfeo y armonía, así como los instrumentos principales utilizados en esa época, como los de aliento que conformaban las bandas militares y municipales. La mandolina, el violín, el cello y el piano fueron cuatro de los principales instrumentos que se enseñaba en las clases particulares.

Finalmente, la educación musical más significativa en Chihuahua fue la que se transmitió generacionalmente de padres a hijos, que despertaba y desarrollaba en el alumno sus aptitudes en la música desde temprana edad.

Entre las principales escuelas de música que existieron en la ciudad de Chihuahua de 1868 a 1930 se encuentran: La Escoleta de Música de Chihuahua, fundada en 1868 por órdenes del gobernador don Luis Terrazas, siendo su primer director el profesor José María Mena, con un sueldo de $60.00 pesos mensuales, que le cubría el municipio. En esta escoleta se impartieron clases de música vocal e instrumental, principalmente de banda militar. Desapareció en 1879.

La Escuela de Música para Jóvenes, fundada en 1882 por los profesores Isabel Larrea y José Perches y Porras. Su plan de estudios era de música vocal, música instrumental, teórica y práctica, solfeo, armonía, contrapunto y canon y fuga. Esta escuela también era conocida como la Capilla de Música del Municipio, y perduró hasta 1892.

La Escuela de Artes y Oficios, inaugurada el 16 de septiembre de 1897 por el gobernador Miguel Ahumada, donde se impartieron las cátedras de instrumentos de banda tipo militar y solfeo.

Aun cuando el Instituto Científico y Literario fue la máxima casa de estudios durante el siglo XIX, no se incluyó durante ese siglo ninguna clase de música en el plan de estudio; no fue sino hasta mediados de la década de 1910, cuando José Perches y Porras impartió las cátedras de conjuntos corales y piano. Para 1914 la escuela “anexa” incluyó la clase de conjuntos corales, y para 1919 se agregó la cátedra de música. Tuvieron que pasar otros siete años hasta que, en 1926, el Instituto Científico y Literario agregó en su plan de estudios la cátedra de conjuntos corales, y se creó el Orfeón del instituto, bajo la batuta de Guillermo Ramos Sánchez.

Dentro del plan de estudios de las escuelas primarias Elementales y Superior, específicamente de 1896 a 1900, se impartían las clases de canto, cantos corales y música. En el primer y segundo año de estudios la cátedra de canto tenía como objetivo “el aprendizaje de los cantos adecuados y aprendidos exclusivamente por la audición,” teniendo presente la expresión común de la voz de los niños. En el tercer y cuarto año la clase de canto tenía como objetivo “el aprendizaje de cantos a una y dos voces aprendidas por la audición.” Además de estas materias, los alumnos de la primaria elemental estudiaban moral práctica, lengua nacional, enseñanza intuitiva, aritmética, dibujo, gimnasia, geometría, geografía, historia patria, caligrafía, zoología y botánica, fisiología e higiene, física, química y mineralogía, agricultura, aritmética, nociones prácticas de geometría e historia. En la primaria Superior las clases de

canto se estudiaban dentro de la clase de música, la cual cumplía con el objetivo del aprendizaje de la práctica coral al unísono, coros en combinación de diversas voces y el conocimiento de la clave de sol. El plan de estudios en primaria Superior era el siguiente: moral, instrucción cívica, lengua nacional, francés, aritmética, nociones de ciencias físicas, geometría, geografía, historia general, economía política, dibujo, caligrafía, música, ejercicios higiénicos, ejercicios militares, inglés, nociones de contabilidad, botánica, fisiología, higiene e historia de México.

Dentro de las escuelas suplementarias, la clase de música era específicamente de conjuntos corales, cuyo objetivo principal era: “Explicación del texto de las canciones, específicamente de himnos cortos dedicados a la naturaleza y la vida alegre de los niños. Ejercicios al oído, ejecución de las canciones en reposo y al compás de las marchas. Manifestación de la duración de las notas, aplicada en juegos con cubos: los enteros equivalían a las redondas, el medio a las blancas, los cuartos a las negras y los octavos a las corcheas.” La duración de las clases en estas escuelas primarias de canto, música y cantos corales eran según el grado escolar: los de primer año llevaban 20 minutos de clase, los de segundo 25, los de tercero 30, los de cuarto 35; y en primaria Superior la clase era de 45 minutos.

Con relación a los profesores que ofrecieron sus servicios de manera particular en sus domicilios, encontramos a: Rafael Sánchez, con clases de violín, violoncello y mandolina en la calle Ojinaga n. 306; Eduardo J. Sierra en la calle Libertad n. 1007; José Perches y Porras, con clases de piano; Félix Peredo, con clases de solfeo, cantos corales (orfeón), instrumental de arco, armonía, composición e instrumentación; el profesor Ole Olsen, violinista, ofrecía sus servicios profesionales en la calle Juárez n. 514. Adela Bueno de Campillo ofreció sus servicios como profesora de música en la calle Ojinaga n. 711, y el señor Julio Ávila impartía clases de oboe en el Teatro Betancourt, ambos en 1903. Carlos Murguía, pianista y profesor de composición, llegó de México y estableció una academia en esta ciudad; José Guadalupe Rico, d. Ramón Baquero y Mauricio Jara ofrecieron sus servicios de clases de música; Pablo Ortiz fue maestro de piano a domicilio en 1909.

Aurelio Hinojos se desempeñó como profesor de piano; María Rivas fue profesora de música instrumental; en 1904 Guillermo Moye con clases de cítara en la calle Aldama n. 523; Carlos C. Ramírez impartió clases de solfeo, piano,

violín y mandolina en la calle Mina n. 414, en el año de 1909.

Todos estos maestros fueron los encargados de preparar músicos de calidad en la ciudad de Chihuahua durante las últimas dos décadas del siglo XIX y las primeras tres del XX. Esta misma función la cumplieron las escuelas del municipio y las independientes, que principalmente enseñaron solfeo e instrumentos de aliento, por ser la época de las bandas militares, aunque también se ofrecían clases de piano, mandolina y cítara, violín, cello, armonía, contrapunto y canon y fuga, pero de cualquier manera predominaba la enseñanza de solfeo e instrumentos de aliento. En las escuelas primarias las principales materias fueron canto y conjuntos corales, base sólida en la educación musical de los niños.

GUILLERMO RAMOS SÁNCHEZ. Músico Chihuahuense

GUILLERMO RAMOS SÁNCHEZ. Músico Chihuahuense
PORTADA DEL LIBRO / PRIMERA EDICIÓN EN 2003, POR LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHIHUAHUA (UACH) Y EL SINDICATO DEL PERSONAL ACADÉMICO (SPAUACH). ISBN 968-6331-94-8. Este texto presenta la vida y obra de Guillermo Ramos Sánchez, un de los músicos más sobresaliente en la ciudad de Chihuahua durante la última década del siglo XIX y los primeros treinta años del XX. La obra describe de una manera cronológica la trayectoria de este hombre que dedicó su vida a la actividad musical en esta ciudad en sus diferentes facetas, sus estudios básicos y musicales, su trayectoria como catedrático de música, su experiencia como empresario, sus grupos musicales y lo que mas presencia le dio en esta tierra: la composición. El libro cuenta con fotografías y composiciones escritas por Guillermo Ramos en compañía de poetas y escritores chihuahuenses de su época, documentos que se lograron rescatar de los diferentes archivos revisados durante la investigación.El lector podrá encontrar letras, guiones literarios, descripciones de su obra y partituras de este destacado autor, que logró escribir desde música popular e infantil hasta zarzuela y ópera.

LAS ESTACIONES ANIMADAS. De Guillermo Ramos Sánchez

LAS ESTACIONES ANIMADAS. De Guillermo Ramos Sánchez
Cuadro el otoño. Presentado en el Teatro de los Héroes, con motivo de la visita del presidente de la República mexicana d. Porfirio Díaz en 1909. Tomada del älbum de enseñanza primara del estado de Chihuahua

LAS ESTACIONES ANIMADAS. CUADRO "EL OTOÑO" 1908

LAS ESTACIONES ANIMADAS. CUADRO "EL OTOÑO" 1908
ZARZUELA INFANTIL, ESCRITA POR GUILLERMO RAMOS SÁNCHEZ EN 1908. Esta obra fue presentada en el antiguo Teatro de los Héroes, con motivo de la visita del presidente de la República mexicana Don. PORFIRIO DÍAZ en 1909. Tomada del Álbum de enseñanza primaria del estado de Chihuahua.

DIRECTIVOS DEL PERIODICO "EL UNIVERSAL"

DIRECTIVOS DEL PERIODICO "EL UNIVERSAL"
GUILLERMO RAMOS SÁNCHEZ -de pie, primero de izquierda a derecha- con los directivos del periódico EL UNIVERSO, editado del domingo 5 de octubre de 1902 al domingo 5 de febrero de 1911. GUILLERMO RAMOS fue administrador de este importante periódico.

JUEGOS INFANTILES EN CHIHUAHUA

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PORTADA DEL LIBRO / PRIMERA EDICIÓN EN 2004 en compañía de la Lic. en Artes escenicas María Sánchez Portillo. POR EL INSTITUTO CHIHUAHUENSE DE LA CULTURA (ICHICULT) DE GOBIERNO DEL ESTADO DE CHIHUAHUA. ISBN: 968-6862-84-6. Aquí están, entre otros más modernos, algunos de los juegos enseñados por mi abuela, mis padres, mis amigos o aprendidos sin saber cómo. Pertenecen al saber y a la tradición popular y sería una pèna que se perdieran, puesto que han acompañado a muchas generaciones de niños y a otros ya no tan niños. Por ese motivo esta recopilación nos permite a los chihuahuenses valorar parte de ese patrimonio cultural del que somos depositarios y que nos identifica como una comunidad capaz de generar un sentimiento de identidad cultural..."

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